Magnum

 

El formato más común para las botellas de vino es de 750 ml.

Los expertos coinciden en que el vino evoluciona y se conserva mejor en botellas más grandes. Esto se debe a que contienen mayor cantidad de líquido y menos oxígeno, lo que permite una evolución más lenta y reduce la oxidación. Además, gracias a su volumen, las botellas grandes son menos sensibles a las oscilaciones térmicas, evitando cambios bruscos de temperatura y garantizando una mejor conservación.

El formato Magnum, en particular, potencia la expresión de los matices del vino, realzando sus aromas y sabores para ofrecer una experiencia aún más enriquecedora.