Denominaciones de Origen de Galicia

Publicado el 1 de mayo de 2024, 12:04

Las 5 Denominaciones Gallegas

 

Muchos desconocen la gran variedad de vino que se produce en Galicia. Más allá del albariño y del ribeiro, la comunidad gallega cuenta con otros caldos de inigualable calidad que merecen mucho la pena.
Hay que destacar el gran esfuerzo modernizador que han emprendido las bodegas y las denominaciones de cara al turismo. Rutas del vino, experiencias en bodegas, balnearios, hoteles, recuperación de antiguos monasterios… El vino nos brinda una magnífica opción de conocer mejor estas zonas de Galicia, que en algunos casos apenas lograban atraer a los visitantes.

Rías Baixas

La más famosa de las denominaciones gallegas.
Son vinos producidos a baja altitud, en zonas costeras o cercanas a ríos. La uva principal es la albariño, aunque también se emplean uvas como loureira, treixadura o caíño blanco.
La Denominación de Origen Rías Baixas se divide en cinco subzonas (Salnés, Rosal, Condado, Soutomaior y Ribeira do Ulla), principalmente a lo largo de la provincia de Pontevedra.
Los blancos de las Rías Baixas son de color amarillo pajizo, frescos y suaves, con acidez equilibrada y amplios matices. En nariz, aromas florales y frutales finos de intensidad media.

Ribeiro

El ribeiro es otro de los famosos vinos gallegos. Creada en 1932, la Denominación de Origen Ribeiro es la más antigua de las gallegas y una de las DO históricas de Europa, pues es un vino que se elabora desde la época romana.
En su elaboración se utilizan diferentes variedades de uva, como treixadura, loureira, torrontés, albariño, albilla, godello, más las foráneas macabeo y palomino, entre las blancas; y caíño, ferrón, sousón, brancellao, mencía, garnacha y tempranillo en las tintas.
El mayoritario ribeiro blanco se caracteriza por ser limpio y transparente, con tonalidades que van desde el pálido al pajizo, con reflejos verdosos. En nariz, aromas florales, a frutas y balsámicos.
La comarca de O Ribeiro es la zona comprendida en la confluencia de los ríos Miño, Avia, Arnoia y Barbantiño, al oeste de la provincia de Ourense. Su capital, y sede de la Denominación de Origen, es la histórica villa de Ribadavia.

Valdeorras

En el extremo oriental de la provincia de Ourense hasta los límites con León, se encuentra la comarca de Valdeorras, otra tradicional zona vinícola de Galicia también de origen romano.
Muchas de sus bodegas continúan elaborando el vino bajo tierra, en cuevas excavadas para preservar la temperatura.
La zona de producción ocupa las cuencas de los ríos Sil, Xares y Bibei, caracterizadas por la gran diversidad de suelos.
La uva godello es la principal variedad entre los vinos blancos, pero también se cultivan la doña blanca y la palomino. Entre las tintas, mencía y sousón predominan, acompañadas de otras minoritarias como brancellao, merenzao, negreda, garnacha tintorera, alicante, tempranillo y grao negro.
Los godellos de Valdeorras son de fino aroma afrutado y buena estructura en boca, mientras que los tintos mencías tienen intenso color púrpura y un elegante aroma afrutado, de retrogusto intenso y prolongado.

Monterrei

La Denominación de Origen Monterrei es la más pequeña y joven de las gallegas.
se extiende por la comarca del mismo nombre, en torno a la localidad de Verín, en el sureste de la provincia de Ourense, una de las zonas más secas de Galicia. Se divide en dos subzonas: valle de Monterrei y ladera de Monterrei.
Sus vinos blancos son frescos y afrutados, golosos, muy potentes en nariz y de color amarillo pálido o pajizo. Se emplean uvas doña blanca, godello y treixadura, aunque también se autorizan albariño, blanca de Monterrei, caiño blanco y loureira.
En cuanto a los tintos, destacan por su color rojo cereza con reflejos morados, muy limpio y brillante. En fase olfativa denotan intensos aromas a frutos rojos y frutas del bosque, mientras que en boca son armoniosos, frescos y con sabor a fruta madura. Sus uvas preferentes son mencía y merenzao, y se autoriza el uso de tempranillo, caiño tinto y sousón.

Ribeira Sacra - La nuestra

Del legado de los monjes que durante siglos habitaron las inclinadas laderas del Miño y del Sil, recibimos hoy uno de sus más preciados tesoros, un vino excepcional que sorprende allá por donde pasa.
La inigualable belleza del paisaje confiere aún más magia a los vinos que se producen en esta tierra plagada de monasterios. De ello toma el nombre de Ribeira Sacra, ya desde el siglo XII.
Las inclinadas gargantas descienden en bancales o terrazas hacia los cauces de Miño y Sil, asentando sobre cada escalón los valientes viñedos de la denominada viticultura heroica. Un trabajo que en algunos viñedos obliga a renunciar a la maquinaria por la fuerte pendiente de las laderas.
Así, en la espectacularidad de estos desfiladeros fluviales, se cultivan uvas como mencía, brancellao, merenzao, tempranillo, sousón y caiño tinto, entre las tintas; y albariño, loureira, treixadura, godello, doña blanca y torrontés entre las blancas.
Los tintos (85% de la producción) se caracterizan por sus tonos rojos rubíes, violáceos, sabores frutales y notas minerales.

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